domingo, 16 de mayo de 2010

Del libro Analektas (Cosas escogidas, en griego)

Proyectiles
Es imposible dejar de pensar
en lo que me agrede
Por eso cargo el arma
con los añicos del cristal
de mi alma
apunto
y disparo el poema
asesinando sueños infantiles
en una inútil venganza

Poema 90
Desde temprano atiza
el marco tibio de la espera
y luego impregna el aire
de dulces bienvenidas
Cuando llego
puedo advertir en su mirada ansiosa
los días de no verme
A menudo contiene el abrazo a destajo
por no partirme los huesos
y convencido del escaso margen
escribe sobre mis líneas curvas
con la izquierda hacia el norte
y con los dedos de la otra
escarba los huecos de dar
al sur de mi cuerpo
Dejo caer mi mandíbula
y no miro por vergüenza
ni los contornos rigurosos del ropero
ni su espejo
Como uvas deliciosas
arranca una a una
mis nostalgias
y sobre el mantel de sábanas
descansamos nuestra libertad
amaneciendo milagros

Poema 100
En los pastos del sexo
recosté mis espaldas vencidas
A menudo quise ser otra
y sólo logré ser de otros
desborde y muralla
alternativamente

Poema 62
Aprieta la lluvia
un dolor

Es mi corazón
que sangra


Poema 64

En la escala
de uno a diez
estoy de cinco
Ya sé, no me regañes
pero
tengo el alma extinguida por el espanto
tengo el hoy suicidado de cobardes
Nuestro país es una fábrica de olvidos
y yo…
yo no quiero ser la agenda de nadie

Torre
Bordean el muro
que encierra tu secreto,
las palabras
Fragmentos de luz
filtran tus pesares
Tu país
se desangra
poeta
entonces
abres tu ventana

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