domingo, 17 de octubre de 2010

Sirve

Sirve
por lo menos sirve
para cuando lanzo la red
al mar de la memoria
y, entre algas putrefactas
y caracolas partidas de odio
extraigo la perla de tu recuerdo
me regocijo en la contemplación
y la devuelvo al mar
hasta la próxima lágrima

Del conventillo

Menuda letra en su diario, testimonia los encuentros
Ajuliados versos rimados en siestas de domingo
perpetuaron cantos y voces, gritos y silencios

En la madera pútrida de cuarenta escalones
quedaron las terrosas huellas de cuatro pies descalzos

En el ignoto éxtasis fundieron sus abrazos
hasta caer rodando… rodando bajo otro cielo

Hacia el fin de la última noche, frente al espejo
ella contempló su figura y proyectó sus sueños

Él tomó debida nota y lagrimeó a dos tiempos
la acusó de bohemia absurda y ella, de frío bajo cero

A ruido de rama quebrada sonó –de la mano- el chasquido
A él le dolieron los dedos…
A ella, los años perdidos…

Buscando definir el amor

Ese resplandor que precede al tiempo
de respirar los vicios
Ese maniquí donde se prueba el corsé
de olvidarse de uno mismo
Ese ladrido nocturno de la sangre
Ese imperio de brujas celestinas que confunden
la razón y los sentidos…



Crónica (Abril-Mayo 1992)

Una bomba cae sobre una red humana
Al teniente coronel su pasado no lo perturba
-pero no es el único ciego-
De las estadísticas al margen, alguno come de los residuos
para no morir
A la izquierda de la vida, otros conocen la muerte prematura
Una eminencia salva a un joven desahuciado
Un industrial infractor termina con los peces
Nadie dio el pasaporte al traficante
Alguien encuentra el amor en otra parte
Aquél que sabe se va
El que ignora… se queda y vota

Poema 130

Voy recortada de cielo
amputada de espacio
donde asirme de lo puro
con mi sangre encapsulada
hasta que estalle

Presagio soles
que nunca amanecen
compito en llagas y fracasos
mudando de extraños
que me abracen

Poema 136

Llueve miserablemente
con esa lluvia
carcomida
de espacios
entre gota
y gota

Poema 142


Tengo la sensación de que la vida
sólo transcurre
fuera de estas cuatro paredes
mientras yo aquí
maldigo tu ausencia
y hay un duelo de sombras
que nunca se acaba
entre ladridos de perros de dientes afilados
que imprudentes me lastiman

Mi país

Al sur,
el frío paralizando cuerdas de guitarras
y es el rechinar de dientes
el rojo de los ñires
o el negro carbón
en la desmedida soledad

Al norte,
el sol derritiendo los ánimos
es la siembra, la cosecha
la selva, sus misterios
el hambre y la metrópoli

A diferentes latitudes de un mismo espacio
un dolor común y ojos distintos
Un antiguo patio universal de baldosas agrietadas
que convergen en la médula de un país incierto
que no tiene memoria

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